Donald Trump llamó a Vladimir Putin “loco” por los ataques a Ucrania, a pesar de la admiración previa hacia él. Trump intentó ofrecer concesiones a Putin para detener el conflicto, pero fracasó. La relación especial entre ambos parece ser más una ilusión, ya que Putin sigue con los bombardeos. Aparentemente, busca mostrar su independencia de Washington. Rusia aumenta sus bombardeos mientras ignora los intentos de negociación de paz.
La locura de Putin es comparable a la de Trump por su deseo de poder absoluto. Putin ha trabajado en socavar las democracias occidentales y tiene relaciones con líderes como Erdogan y Orban. La tiranía parece similar sin importar la ideología política. Trump, admirador del control total de Putin, ha debilitado la democracia americana y atacado instituciones como la Universidad de Harvard. Quiere un país bajo valores ultraconservadores.
Putin busca control pero tiene un país debilitado económicamente por sanciones tras sus acciones en Crimea. Las políticas de Trump han causado caos económico.
Mientras tanto, China, bajo Xi Jinping, expande su influencia silenciosamente en Asia, África y América Latina. En este contexto de líderes controvertidos, Netanyahu continua sus acciones en Gaza. La locura parece dominar, dejando un mundo gobernado por individuos dispuestos a sacrificar vidas por sus modelos.
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