Europa y Asia buscan aprovechar éxodo académico en EE.UU.
Universidades de Asia y Europa ven con optimismo las políticas recientes de Donald Trump contra las universidades de élite en Estados Unidos, como Harvard. Esto podría ayudarles a atraer más estudiantes y científicos que actualmente están en EE.UU., revirtiendo así la llamada “fuga de cerebros”.
Por ejemplo, Alemania ha propuesto que Harvard abra un campus en su territorio, mientras que universidades en Hong Kong ofrecen plazas a estudiantes extranjeros afectados por las restricciones en EE.UU.
Desde que Trump asumió la presidencia, se han reducido drásticamente los fondos para la ciencia y la educación. Además, se han endurecido las políticas contra investigadores y estudiantes internacionales. Muchos académicos, especialmente extranjeros, temen ser expulsados o sufrir limitaciones debido a su estatus migratorio.
Una medida reciente prohíbe que Harvard acepte estudiantes internacionales, lo cual ha generado preocupación en el ámbito académico. También han existido casos como el de una bióloga rusa detenida en la frontera por no declarar material de investigación, lo cual agrava la situación para los científicos extranjeros.
Trump ha criticado duramente a las universidades por, según él, no proteger a estudiantes judíos tras los ataques en Medio Oriente y por promover causas de izquierda. Su gobierno ha recortado financiamiento e incluso ha intentado quitarles beneficios fiscales. Harvard ha sido la institución más afectada por estas decisiones.
Europa está aprovechando esta oportunidad. Países como Francia, España y el Reino Unido están destinando millones de euros para atraer a científicos. También se ofrecen visas más rápidas y apoyo financiero a quienes deseen mudarse. Aunque existe interés, el cambio no es sencillo: en Estados Unidos, los investigadores suelen tener mejores salarios y más recursos.
A pesar de las ofertas, el dinero sigue siendo el principal motivo por el que muchos investigadores se quedan en EE.UU. Las universidades estadounidenses, como Harvard, tienen grandes fondos y pueden financiar proyectos a gran escala. Sin embargo, algunas universidades en Europa resaltan que el costo de vida es más bajo y la calidad de vida mejor, lo que podría compensar el menor salario.
Por ahora, solo algunos científicos han decidido mudarse, aunque el interés sigue creciendo. Harvard, mientras tanto, está buscando apoyo legal para revertir las restricciones y proteger a su comunidad académica. Aunque el gobierno de Trump ha dicho que está dispuesto a dialogar, la tensión con las universidades continúa.
Contenido elaborado con inteligencia artificial.