El mundo está en crisis, pero lo más alarmante es la falta de respuesta y empatía. Un edificio en Dubái arde sin interrumpir la transmisión, un avión cae en la India y pasa desapercibido en las redes sociales, Gaza sigue sufriendo mientras Irán ataca a Israel, y Estados Unidos celebra sus fuerzas armadas. Sucede todo al mismo tiempo, pero nadie reacciona.
Nos hemos acostumbrado a la insensibilidad. La humanidad enfrenta desastres: hambre en África oriental por sequías, inundaciones en Brasil, y mujeres sufriendo bajo creencias extremas. La historia se repite con los migrantes de hoy que sufren lo mismo que en el pasado, pero pocos reaccionan.
Nos impactan los horrores del pasado, como genocidios, pero ignoramos las tragedias actuales. Nos ocupan más las vidas de celebridades que los sufrimientos de las personas desplazadas y oprimidas. Solo pocos luchan realmente, mientras que la mayoría observa en silencio.
Quienes buscan justicia a menudo lo hacen para su propio beneficio. Líderes religiosos ocultan abusos, y líderes políticos operan en la sombra. La indiferencia y la falta de reflexión permiten que el mal prospere. La humanidad no puede delegar su conciencia, debe actuar.
El mundo está en llamas, se polariza y nosotros no hacemos nada. Debemos reaccionar antes de que sea tarde.
Este contenido fue hecho con inteligencia artificial.
