“Democracia Vacía y Populismo en Auge”
En las elecciones democráticas, antes los partidos políticos preparaban un plan claro llamado “programa de gobierno”, que debían presentar a los ciudadanos. Este programa ayudaba a los votantes a entender lo que cada partido proponía para mejorar el país, y en caso de ganar, servía de guía para gobernar. También era útil para que la oposición y la sociedad señalaran si el partido en el poder no cumplía lo prometido.
Con el tiempo, esto cambió por la influencia del marketing político. Los partidos empezaron a dividir al electorado en grupos para decirles justo lo que querían escuchar, sin importar si lo prometido era realista. Así, los candidatos se enfocaron más en su imagen que en las ideas, perdiendo autenticidad.
Esta falta de propuestas claras fue una señal de la crisis de los partidos tradicionales. Poco a poco, todos empezaron a parecerse más entre sí, dejando de lado las diferencias ideológicas y debilitando la capacidad de los ciudadanos para comparar opciones reales.
Además, la aparición de líderes populistas cambió aún más las campañas. En vez de presentar planes coherentes, se centraron en mensajes emocionales y en exaltar la imagen del líder. Estos líderes populistas suelen criticar a los partidos y políticos de siempre, ofreciendo promesas imprecisas que luego pueden interpretar como mejor les convenga cuando llegan al poder. Prometen soluciones fáciles sin explicar cómo las lograrán. Un ejemplo de esto es lo que hace Donald Trump, pero también ocurre con otros gobiernos populistas, como el de México bajo el liderazgo de López Obrador.
Estos líderes, al tomar decisiones cuestionables o incluso ilegales, a menudo justifican sus actos afirmando que fueron elegidos para hacer justamente eso, aunque no respeten la ley. Usan figuras legales como los “decretos ejecutivos” para saltarse al Congreso, algo que también han hecho otros líderes con tendencias autoritarias en el pasado.
Es importante prestar atención a lo que dice y hace Trump porque muchas de sus decisiones afectan directamente a México. Temas como la migración, el comercio, el envío de remesas y las relaciones bilaterales pueden cambiar abruptamente según sus decisiones, que no siempre son predecibles. Por ejemplo, ha propuesto cobrar un impuesto a las remesas de los mexicanos en Estados Unidos, lo que podría ser un duro golpe económico para muchas familias.
Ante esta situación, se sugiere que la presidenta de México asuma una posición más activa y responsable, dejando de lado discursos poco útiles y atendiendo los muchos problemas internos que enfrenta el país: violencia, inseguridad, problemas económicos, crisis en el sector salud, tensión con aliados políticos, y ataques al sistema judicial, entre otros.
Este contenido fue generado con ayuda de inteligencia artificial.
 
                                    