La boxeadora británica Georgia O’Connor falleció debido a un cáncer avanzado. La noticia se dio a conocer el 22 de mayo, a través de la promotora Boxxer con la que trabajaba, quienes la describieron como una “verdadera guerrera” dentro y fuera del ring. En su carrera profesional, Georgia se mantuvo invicta, con un récord de tres peleas ganadas.
Georgia tuvo varios problemas de salud desde antes, incluyendo coágulos en los pulmones. Al principio le diagnosticaron colitis, pero luego se supo que tenía cáncer terminal. La deportista compartió que los médicos no la atendieron correctamente; a pesar de sus síntomas y sus antecedentes médicos, no le hicieron los estudios necesarios para detectar el cáncer a tiempo. Ella misma decía que sentía que algo grave como el cáncer le estaba ocurriendo, pero no fue escuchada.
En sus últimos meses, también enfrentó muchos retos personales: había estado embarazada, pero sufrió un aborto espontáneo y luego le dieron el diagnóstico de cáncer incurable. Comenzó a perder mucho peso, usaba muletas o silla de ruedas y tuvo que ser hospitalizada en marzo debido a una infección grave (sepsis), que casi le cuesta la vida. Aun así, conservó una actitud positiva y trató de mantenerse motivada.
Georgia se casó con su pareja poco antes de fallecer, quien estuvo a su lado todo el tiempo. Aunque no se sabe con exactitud el día en que murió, su partida fue confirmada oficialmente el 22 de mayo.
Desde joven se dedicó al boxeo, fue cinco veces campeona nacional y ganó medallas en competencias internacionales como los Juegos Juveniles de la Commonwealth y campeonatos europeos y mundiales. Con tan solo tres peleas como profesional, logró ganarlas todas antes de que su salud se complicara.
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