En Japón, se busca aprovechar la tecnología vieja, como los paneles solares desechados. Un nuevo método los convierte en trampas para el dióxido de carbono (CO2), un gas de efecto invernadero. El avance viene de químicos de la Universidad Nacional de Yokohama y otras instituciones. Usan obleas de silicio recicladas de paneles para transformar el CO2 en compuestos valiosos como el ácido fórmico. En su estudio, demuestran que al combinarlo con un catalizador químico, mejoran la producción de estos compuestos sin necesidad de separar el CO2 de los gases de escape. Esta investigación es clave dado que millones de paneles llegarán al final de su vida útil para 2050, permitiendo convertir desechos en materiales útiles.
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